Cuando compra por Internet, el producto o servicio que adquiere no
es toda la satisfacción que obtiene. También está la comodidad del envío a
domicilio, la gran variedad de marcas para elegir y sobre todo el saber que
consiguió un gran descuento.
Todas estas cualidades distinguen a las compras colectivas por
Internet, también llamadas compras con cuponeras, con las cuales la gente busca
hacer un consumo inteligente y ahorrar con los descuentos.
Su mecánica es simple: se suscribe a Groupon, Compra colectiva,
Clickonero o cualquier sitio online de este tipo. Checa las ofertas
disponibles. Cuando encuentra una que le agrade, paga a través del sitio y
recibe un cupón. Los descuentos se activan al momento de llegar a un número
mínimo de compradores. Si no se llega a esa cantidad, los que ya habían
comprado recuperan su dinero.
Para Félix Lulión, CEO de Groupon -una de las cuponeras en México-
las principales ventajas ofrecidas a los compradores son tres: la comodidad de
comprar en cualquier lugar, los precios bajos y la variedad de productos y
servicios ofertados.
Sobre la variedad de artículos ofertados, Guillermo Pérezbolde,
vicepresidente de Marketing y Publicidad de la Asociación Mexicana de Internet
(Amipci), agrega que: “Incluso se pueden conseguir marcas que la gente no
conseguiría en sus lugares habituales de consumo, las llamadas marcas premium o
de lujo”, las cuales se hacen más accesibles de este modo para otro tipo de
consumidores.
Según datos de Amipci sobre el comercio electrónico en México,
hay 45 millones de internautas en México y 29% hace compras online
habitualmente. Además, las tres características más valoradas por los
compradores internautas son el envío gratis, los descuentos y los meses sin
intereses.
Las compras colectivas han crecido rápido en los últimos años,
junto con el comercio digital en su conjunto. En el 2013 el comercio
electrónico representó 121,600 millones de pesos en el país, un crecimiento
de 43% con respecto al 2012, reporta la Amipci.
La confianza es parte importante de las compras colectivas. Esta
se desprende de la seguridad, tanto en los datos del comprador como en el pago
y el reclamo de garantías.
Sobre el manejo de los datos, Pérezbolde comenta que varias
cuponeras poseen el sello de confianza de Amipci. “Las que lo tienen es porque
hacen un cuidado de los datos personales de las personas que utilizan sus
servicios”, dice.
En la parte del pago, Lulión comenta que para Groupon —de hecho—
el nivel de confianza en el uso de tarjetas de crédito y débito, y de medios de
pago digitales como PayPal, ha sido clave para el crecimiento de la empresa en
México.
Las garantías pueden variar entre las tiendas en línea, mostrando
el compromiso de cada una con los compradores. “Nosotros somos los que vendemos
el producto al usuario. Si el usuario tiene cualquier problema, por falla o
defecto, nos contacta y nosotros actuamos en el proceso de devolución y
garantía”, aclara Lulión.
PARA COMPRAR CON
CUPONERA
Es simple realizar una compra colectiva; sin embargo, Guillermo
Pérezbolde, vicepresidente de Marketing y Publicidad de Amipci, sugiere que
primero se debe:
·
Revisar el precio
comercial del producto y verificar que realmente le costará más barato, ya que
en muchas ocasiones, incluso con los cupones, el producto resulta ser más caro
de lo que se vende en tiendas.
·
Checar si le venden un
producto nuevo o reconstruido. Un producto reconstruido es aquel que venía con
algún defecto, regresó a la fábrica y le hicieron algún acondicionamiento para
volverlo a vender. No es un producto realmente nuevo y hay que verificarlo en
sus especificaciones.
·
Saber quién dará la
garantía en caso de que el producto resulte defectuoso. Ante esto se debe saber
hasta dónde llega la responsabilidad de la cuponera y el fabricante. Para los
servicios, del mismo modo, hay que saber cómo se procede si no queda
satisfecho.
·
Verificar si el producto
todavía está en el mercado. Si son productos descontinuados corremos el riesgo
de que no haya refacciones. Por muy barato que esté el producto, si no hay
refacciones tal vez la inversión no sea tan buena.
CRÉDITO:
Javier Rendón
González / El Economista
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